Mujer extraña; La llamaban "la bruja de Hamberg". Conocía a la perfección las grandes religiones orientales, dubismo, hinduísmo e islam, incluso en su esoterismo; Cuando apenas tenía veinte años logró conquistar el corazón de Nietzsche; sería la única mujer de la que lograría enamorarse en su vida. Pero también el filósofo Paul Ree, el poeta Rainer Maria Rilke y el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, el sociólogo Ferdinand Tonnier, el psicólogo experimental Herman Ebbnghaus y otros muchos se sintieron atraidos por Lou Salomé. Ella prefirió siempre el contacto espiritual e intelectual antes que el físico.

Permaneció virgen hasta los treinta años y jamás mantuvo relaciones sexuales con su marido. Nietzsche dijo de ella que sufría "atrofia sexual". Su complicada vida erótica y sentimental explica el interés desmesurado que sintió por la obra de Freud. Fue a través de Paul Ree que Lou Salomé conoció a Federico Nietzsche. Lou era la eterna amiga de Ree, intelectualmente sintonizaban, pero ella sentía repugnancia física hacia él. En 1901 se suicidó justo en el lugar en donde Lou Salomé le había rechazado veinte años antes; el tiempo jamás consiguió disolver todo el amor que sintió por ella. Hoy, tras la publicación de la correspondencia con Paul Ree, se sabe lo que sentía Nietzsche en aquella época: "Sino encuentro la piedra filosofal para convertir esta mierda en oro, estoy perdido".
Cuando Nietzsche conoció a aquella jovencita que daba muestras de una singular madurez e inteligencia, y que, por lo demás era excepcionalmente atractiva, se sintió inmediatamente seducido por ella. Pero Lou solo amaba el pensamiento de Nietzsche, en absoluto al hombre. Lo rechazó una y otra vez. Finalmente en 1982, el filósofo perdió toda esperanza. Unas semanas después se encerró en su pequeña habitaciíon; era el mes de febrero de 1883. En pocos días, Nietzsche compuso su gran poema filosófico que nació como fruto del desengaño y la frustración por un amor imposible. Nietzsche, rechazado, se envuelve en una coraza invulnerable contra sus propios sentimientos.

Su marido, Friedrich Carl Andreas no era un hombre atractivo, ni recibió honores y gloria en vida como Rilke o Freud; ni siquiera, como Nietzsche; tampoco se reconoció su valor después de muerto. En 1888, cuando era catedrático del Instituto de Lenguas Orientales de Berlín, conoció a Lou Salomé. Logró que le dijera el ansiado "si" intentando suicidarse ante los ojos de su amada; es ella quien nos describe la escena: "con ademán pausado, cogió la navaja y se la clavó en el pecho". Aquella sangre derramada los unió para siempre.
Permanecieron casados cerca de 43 años, durante ese tiempo, el doctor Andreas jamás la poseyó físicamente, pero nunca la perdió del todo.
Fue la primera "grouppie", la primera mujer que tuvo acceso a tertulias hasta entonces vedadas al género femenino. Conoció bien la bohemia de París, Berlín y Viena. Tuvo como pretendientes a las más grandes inteligencias de su tiempo. Pero, sobre todo, fue una mujer de sexualidad anómala. No se sintió jamás madre ni amante, probablemente tampoco mujer sino hasta muy avanzada su madurez...
Nietzsche ya lo había percibido, pero también Paul Ree; y, por supuesto, su marido, que obtuvo de ella la promesa de matrimonio a cambio de no mantener jamás relaciones sexuales con ella.