Tampoco debe uno alarmarse al volverse a encontrar aquellos rasgos característicos de su esencia, marcados de las experiencias vividas... debería ser que exista alegría de volver a contemplar el cielo pintado a mano con acuarelas y sentir el mismo candor que le ocasionaba otro tipo de placer y permitir que aquello que le impedía el aire a la conciencia, ahora le sea cómodo y agradable a sus sentidos, extenderse...